Para que nuestro gato disfrute de un nivel óptimo de salud, es imprescindible alimentarle de forma equilibrada, de manera que le proporcionemos todos los minerales y vitaminas esenciales que el animal necesita.
De no hacerlo así, el gato puede sufrir diferentes patologías asociadas a la deficiencia de dichas vitaminas y minerales. Si no las recibe a través de la alimentación, será necesario darle un complejo vitamínico, aunque siempre bajo supervisión el veterinario, evitando siempre hacerlo por tu cuenta.
Los minerales y vitaminas que no pueden faltar en la dieta de tu gato son los siguientes:
- Vitaminas A, D, E, y K: Pertenecen al grupo de las denominadas liposolubles, y al igual que no deben faltar en la dieta del animal, tampoco podemos excedernos al suministrárselas, ya que al contrario que las vitaminas que citamos a continuación, no se eliminan por la orina, sino que se acumulan en el organismo del animal, por lo que pueden aparecer patologías asociadas a la acumulación de las mismas.
- Vitaminas del grupo B: Son imprescindibles para mantener su sistema inmunitario en perfecto estado, especialmente las vitaminas del grupo B1 (riboflamina y tiamina). El déficit de estas puede llevar a deficiencias en sus defensas, falta de reflejos o una debilidad general, entre otros síntomas.
- Vitamina C: Esta vitamina participa en la síntesis del colágeno, una fibra esencial para que los tejidos del gato se mantengan en perfecto estado.
- Hierro: La falta de este mineral puede producir una gran debilidad.
- Calcio: Se recomienda sobre todo para gatas embarazadas y lactantes. Su falta provoca debilidad en los huesos.
- Sodio y potasio: Si tu gato sufre vómitos o diarrea, puede que necesite suplementos de estos minerales, que son esenciales para evitar que el animal se deshidrate.